Johannes Kepler al observar los eclipses lunares pudo determinar longitudes, midiendo el tiempo entre
el mediodía local y los respectivos contactos del eclipse para compararlo con el tiempo medido
en puntos distantes.
En el siglo 16, el estudio de los eclipses permitió hallar la aceleración secular de la Luna.
El posterior perfeccionamiento de la mecánica celeste permitió determinar el alargamiento
secular del día en 0.0164 segundo por siglo. Dicho alargamiento del día terrestre es provocado por
la acción de la gravitación lunar en las masas oceánicas así como de otros fenómenos complejos
asociados a las mareas oceánicas y terrestres.
Actualmente el interés científico de los eclipses lunares tiene más que nada preponderancia
para el control de las predicciones de la mecánica celeste.
La Luna como se sabe tiene un movimiento muy irregular, su tiempo medio de revolución es de 29
días 12 horas 44 minutos 2.8 segundos, pero la órbita puede variar entre 29 días y 20 segundos y 29
días 5 horas.